dame...

Dame tu libertad.
No quiero tu fatiga,
no, ni tus hojas secas,
tu sueño, ojos cerrados.
Ven a mí desde ti,
no desde tu cansancio de ti.
Quiero sentirla.
Tu libertad me trae,
igual que un viento universal,
un olor de maderas
remotas de tus muebles,
una bandada de visiones
que tú veías
cuando en el colmo de tu libertad
cerrabas ya los ojos.
¡Qué hermosa tú libre y en pie!
Si tú me das tu libertad me das tus años
blancos, limpios y agudos como dientes,
me das el tiempo en que tú la gozabas.
Quiero sentirla como siente el agua
del puerto, pensativa,
en las quillas inmóviles el alta mar.
La turbulencia sacra.
Sentirla, vuelo parado,
igual que en sosegado soto
siente la rama
donde el ave se posa el ardor de volar,
la lucha terca contra las dimensiones en azul.
Descánsala hoy en mí:
la gozaré con un temblor
de hoja en que se paran gotas del cielo al suelo.
La quiero para soltarla, solamente.
No tengo cárcel para ti en mi ser.
Tu libertad te guarda para mí.
La soltaré otra vez, y por el cielo,
por el mar, por el tiempo,
veré cómo se marcha hacia su sino.
Si su sino soy yo, te está esperando.
Pedro Salinas
Pedro Salinas
2 Comments:
que decir, despues de todo lo leido....vaya que se queda uno sin palabras por el alma tan colmada ...bello, bello recorrido por las emociones...y si me autorizas me gustaria copiar algunas cosas en mi blog...
un arazo!
lo que quieras no hay problema!!!
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