domingo, abril 23, 2006

te doy una cancion...

Como gasto papeles recordandote
como me haces hablar en el silencio
como no te me quitas, de las ganas
aunque nadie me vea nunca contigo
y como pasa es tiempo
que de pronto son años
sin pasar tu por mi, detenido
te doy una cancion si abro una puerta
y de las sombras sales tu
te doy una cancion de madrugada
cuando mas quiero tu luz
te doy una cancion cuando apareces
el misterio del amor
y si no lo apareces, no me importa
yo te doy una cancion
si miro un poco afuera me detengo
la ciudad se derrumba y yo cantando
la gente que me odia, y que me quiere
no me va a perdonar que me distraiga
creen que lo digo todo, que me juego la vida
por que no te conocen, ni te sienten
te doy una cancion y hago un discurso
sobre mi derecho a hablar
te doy una canción con mis dos manos
con las mismas de matar
te doy una cancion y digo patria
y sigo hablando para ti
te doy una cancion,
como un disparo,
como un libro,
una palabra,
una guerrilla,
como doy el amor
Silvio Rodriguez

viernes, abril 21, 2006

pasión...

¡Hablame! Que tu voz, eco del cielo,
sobre la tierra por doquier me siga...
con tal de oir tu voz, nada me importa
que el desdén en tu labio me maldiga.
¡Mírame!... Tus miradas me quemaron,
y tengo sed de ese mirar, eterno...
por ver tus ojos, que se abrase mi alma
de esa mirada en el celeste infierno.
¡Amame!... Nada soy... pero tu diestra
sobre mi frente pálida un instante,
puede hacer del esclavo arrodillado
el hombre rey de corazón gigante.
*
Tú pasas... y la tierra voluptuosa
se estremece de amor bajo tus huellas,
se entibia el aire, se perfuma el prado
y se inclinan a verte las estrellas.
Quisiera ser la sombra de la noche
para verte dormir sola y tranquila,
y luego ser la aurora... y despertarte
con un beso de luz en la pupila.
Soy tuyo, me posees... un solo átomo
no hay en mi ser que para ti no sea:
dentro de mi corazón eres latido,
y dentro de mi cerebro eres idea.
*
¡Oh! por mirar tu frente pensativa
y pálido de amores tu semblante;
por sentir el aliento de tu boca
mi labio acariciar un solo instante;
por estrechar tus manos virginales
sobre mi corazón, yo de rodillas,
y devorar con mis tremente besos
lágrimas de pasión en tus mejillas;
yo te diera... no sé... ¡no tengo nada!...
-el poeta es mendigo de la tierra-
¡toda la sangre que en mis venas arde!
¡todo lo grande que mi mente encierra!
*
Mas no soy para ti... ¡Si entre tus brazos
la suerte loca me arrojara un día,
al terrible contacto de tus labios
tal vez mi corazón... se rompería!
Nunca será... Para mi negra vida
la inmensa dicha del amor no existe...
sólo nací para llevar en mi alma
todo lo que hay de tempestuoso y triste.
Y quisiera morir... ¡pero en tus brazos,
con la embriaguez de la pasión más loca,
y que mi ardiente vida se apagara
al soplo de los besos de tu boca
Manuel Maria Flores

jueves, abril 20, 2006

mas alla del amor...


Todo nos amenaza:
el tiempo, que en vivientes fragmentos divide
al que fui
del que seré,
como el machete a la culebra;
la conciencia, la transparencia traspasada,
la mirada ciega de mirarse mirar;
las palabras, guantes grises, polvo mental sobre la
yerba,
el agua, la piel;
nuestros nombres, que entre tú y yo se levantan,
murallas de vacío que ninguna trompeta derrumba.
Ni el sueño y su pueblo de imágenes rotas,
ni el delirio y su espuma profética,
ni el amor con sus dientes y uñas nos bastan.
Más allá de nosotros,
en las fronteras del ser y el estar,
una vida más vida nos reclama.
Afuera la noche respira, se extiende,
llena de grandes hojas calientes,
de espejos que combaten:
frutos, garras, ojos, follajes,
espaldas que relucen,
cuerpos que se abren paso entre otros cuerpos.
Tiéndete aquí a la orilla de tanta espuma,
de tanta vida que se ignora y se entrega:
tú también perteneces a la noche.
Extiéndete, blancura que respira,
late, oh estrella repartida,
copa,
pan que inclinas la balanza del lado de la aurora,
pausa de sangre entre este tiempo y otro sin medida.
Octavio Paz

un ciego...


No sé cuál es la cara que me mira
cuando miro la cara del espejo;
no sé qué anciano acecha en su reflejo
con silenciosa y ya cansada ira.
Lento en mi sombra,
con la mano exploro mis invisibles rasgos.
Un destello me alcanza.
He vislumbrado tu cabello
que es de ceniza o es aún de oro.
Repito que he perdido solamente
la vana superficie de las cosas.
El consuelo es de Milton y es valiente,
Pero pienso en las letras y en las rosas.
Pienso que si pudiera ver mi cara
sabría quién soy en esta tarde rara.
Jorge Luis Borges

dime...

Dime por favor donde estás,
en que rincón puedo no verte,
dónde puedo dormir sin recordarte
y dónde recordar sin que me duela.
Dime por favor dónde pueda caminar sin ver tus huellas,
dónde puedo correr sin recordarte
y dónde descansar con mi tristeza.
Dime por favor cuál es el cielo
que no tiene el calor de tu mirada
y cuál es el sol que tiene luz tan sólo
y no la sensación de que me llamas.
Dime por favor cuál es el rincón
en el que no dejaste tu presencia.
Dime por favor cual es el hueco de mi almohada
que no tiene escondidos tus recuerdos.
Dime por favor cuál es la noche
en que no vendrás para velar mis sueños...
Que no puedo vivir porque te extraño
y no puedo morir porque te quiero.
Jorge Luis Borges

que hago ahora...



Dónde pongo lo hallado?
En las calles,
los libros
La noche,
los rostros
En que te he buscado
¿Dónde pongo lo hallado?
En la tierra,
en tu nombre
En la Biblia,
en el día
Que al fin te he encontrado
¿Qué le digo a la muerte
tantas veces llamada a mi lado
Que al cabo se ha vuelto mi hermana?
¿Qué le digo a la gloria
vacía de estar sano
Haciéndome el triste,
haciéndome el lobo?
¿Qué le digo a los perros
que se iban conmigo
En noches pérdidas
de estar sin amigos?
¿Qué le digo a la luna
que creí compañera
De noches y noches
sin ser verdadera?
¿Qué hago ahora contigo?
Las palomas que van a dormir a los parques
Ya no hablan conmigo
¿Qué hago ahora contigo?
Ahora que eres la luna,
los perros
Las noches,
todos los amigos
Silvio Rodriguez